Por: Carlos A. Mondragón
Socio Director Fonte Estudio Jurídico
La responsabilidad social corporativa (RSC), está íntimamente ligada a la noción de gobierno corporativo o mejores prácticas corporativas, entendidas éstas como un sistema de autorregulación dispuesto por las organizaciones, mediante el cual se establecen directrices que deben regir su ejercicio, con el fin de garantizar, entre otros factores, una recta gerencia, protección de los derechos de los socios, transparencia en el manejo de la información, adopción y establecimiento de responsabilidades de la junta directiva y las buenas relaciones con los grupos de interés, todo lo anterior como premisas que acerquen a la empresa al cumplimiento de sus objetivos misionales en términos de sostenibilidad.
Tal vez uno de los hechos más destacables de toda iniciativa de gobierno corporativo, es que más allá de propender por el cumplimiento normativo como uno de sus objetivos deseables, se busca crear referentes de conducta al interior de la empresa que superen los meros mandatos legales, que sea dicho de paso, en muchas ocasiones son insuficientes para regular eficientemente y motivar la adopción de mejores prácticas corporativas. Se trata entonces de la creación de una consciencia corporativa en la administración de la empresa, que involucre a toda la organización y que logre orientar positivamente sus objetivos en términos de beneficio para sus grupos de interés y, sobre todo, se maximice el impacto de la organización frente a su entorno social.
Es precisamente este último punto el hecho que se destaca cuando se habla de responsabilidad social corporativa (RSC) como instrumento de alto impacto social. Según el observatorio de responsabilidad social corporativa, entidad sin ánimo de lucro que nace en el año 2004 de la mano de varias organizaciones de la sociedad civil con el objetivo de trabajar en el impulso de la correcta aplicación de la responsabilidad social corporativa (RSC), se trata de una forma de dirigir las empresas basado en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general.
El punto que resulta interesante para las organizaciones que deciden adoptar una adecuada estructura de responsabilidad social corporativa, es que más allá de ser una iniciativa filantrópica, canalizada en la mayoría de los casos a través de donaciones y en procura de algún beneficio tributario, resulta ser un importante medio para la construcción de la buena reputación de la empresa, la cual está íntimamente ligada al verdadero éxito de la organización, en la medida en que la acerca al cumplimiento de sus propósitos corporativos, como quiera que una organización mejor acreditada socialmente es más atractiva frente a su relacionamiento con todos sus grupos de interés, dentro de los que se destacan sus relaciones comerciales, financieras, de atracción de inversión, retención del mejor recurso humano y el posicionamiento de sus productos o servicios.
Sin embargo, no se trata de una buena reputación corporativa, construida a través de la creación de una imagen empresarial basada en meras imágenes y contenido desprovisto de un verdadero propósito social y difundido a partir de la publicidad, campañas de medios, redes de comunicación o las relaciones públicas de la organización, por supuesto que se trata de medios válidos y eficaces de comunicación corporativa, sin embargo, no describen el alcance de la verdadera reputación corporativa nacida de responsabilidad social, pues en este caso estaría mejor reputada la organización con mayor acceso a pauta publicitaria al margen de su compromiso social.
Para evitar la subjetividad a la hora de calificar la reputación corporativa con impacto social, se ha hecho necesario la adopción de referentes objetivos de validación a partir del establecimiento de categorías y métodos de evaluación. En el caso concreto de Colombia, las empresas más importantes y de alto impacto social han acogido las mediciones que en este sentido realiza desde 2010 la organización denominada MERCO, (Monitor Empresarial de Reputación Corporativa), quien analiza a las compañías con mejores prácticas éticas a través del ranking Merco de Responsabilidad y Gobierno Corporativo.
Los análisis que realiza esta organización para la determinación de las mejores prácticas de responsabilidad social corporativa (RSC) son el resultado de la valoración de 10 grupos de expertos; directivos miembros del comité de dirección, expertos en (RSC), analistas financieros, periodistas de información económica, gobierno/administración, ONG’s, sindicatos, asociaciones de consumidores, influencers, población en general y por último, de una evaluación de méritos reputacionales de las mismas empresas realizada a través de encuestas diligenciadas por los altos directivos de las organizaciones, hecho que le imprime transparencia y rigurosidad en la determinación. Son cinco (5) las categorías que se deben tener en cuenta para la determinación de una buena reputación frente a la responsabilidad social corporativa de la organización a saber:
- Buen comportamiento ético
- Transparencia y buen gobierno corporativo
- Responsabilidad con los empleados
- Compromiso con el medio ambiente y el cambio climático
- Contribuir con la comunidad
Este año se destacaron al Grupo Bancolombia, Grupo Nutresa y Alpina como las tres empresas más responsables y con mejor gobierno corporativo en Colombia, hecho que debe motivar a todas las demás organizaciones, independientemente de su tamaño, a adoptar estructuras de buenas practicas de responsabilidad social corporativa, pues más allá de los beneficios asociados a la buena reputación de la organización, se podría garantizar el impacto tangible de las empresas en su entorno social como verdaderos focos de prosperidad colectiva.
Palabras claves: Gobierno corporativo, responsabilidad social corporativa, mejores prácticas corporativas, buena reputación corporativa, empresas socialmente responsables, empresas sostenibles.
Descripción: La Responsabilidad social corporativa (RSC) se centra en la creación de una consciencia corporativa en la administración de la organización que logre orientar positivamente los objetivos de la empresa en términos de beneficio para sus grupos de interés y, sobre todo, se maximice el impacto de la organización frente a su entorno social.
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